La canícula llegó y con ella, un
cambio de escenario para algunos saltamontes. En el jardín del Espacio
Saltamontes, aprovecharon la piscina para aprender algunos rudimentos
natatorios con su monitor, Diego, aunque más bien parecía una excusa para pasar
un buen rato juntos. Armado de churros, cocodrilos flotantes y manguitos para
los más precavidos, Diego les animaba a moverse, resoplar, bracear, patear, zambullirse
y jugar en el agua, con toda la paciencia y serenidad necesarias para que la
expericiencia les resultase placentera y ganaran confianza en, en el fondo, tan
extraño elemento. Por parte de los presentes, misión más que cumplida.
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