En un día tan simbólico como hoy,
queremos homenajear a una mujer admirable: artista, exploradora, científica,
pionera en muchos sentidos. Su mérito no estuvo sólo en todo lo que hizo, sino
en haberlo conseguido siendo una mujer nacida en el siglo XVII y, para más inri,
divorciada. Se trata de Maria Sybilla von Merian (Fráncfort, 2 de abril de 1647- Ámsterdam, 13 de enero de 1717). Hija de un grabador suizo, de quien heredó el
talento, puso en práctica sus habilidades artísticas al servicio de la ciencia.
Dibujó magistralmente especies de plantas e insectos de la región neotropical, al
principio a partir de ejemplares traídos a Europa, pero más tarde organizando
sus propias expediciones naturalistas a lugares como (lo que hoy es) Surinam. Fruto de ese
trabajo, llegó a describir especies nuevas para la ciencia y fue admirada por
el propio Linneo. Sentó las bases de la entomología moderna, pues no existía
hasta entonces un interés destacado en los insectos, considerados “criaturas
endiabladas”. Especialmente importante fue el estudio de la metamorfosis de los
lepidópteros, que hasta entonces se creía que surgían del barro por generación
espontánea. Fue también la primera ilustradora que representó a plantas y
animales juntos, mostrando las relaciones entre ellos y no sólo su morfología,
por lo que se la puede considerar precursora de la ecología. Su trabajo tiene
pues un doble mérito, científico y artístico, que aún hoy es valorado en ambos mundos. De hecho,
sus obras se cotizan al alza en el mercado del arte. Von Merian supo, pues,
aunar arte y naturaleza con rigor y sensibilidad. O, como ella misma
decía: “El arte y la naturaleza siempre estarán luchando hasta que finalmente
se conquisten uno al otro para que la victoria sea el mismo trazo y línea”.
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